3/20/2012

Gracias

. 3/20/2012 .

Hoy ha acabado esta vuelta al disco en 40 días. No hemos tenido tantos apuros como el bueno de Willy Fog; qué va, desde la primera semana nuestro viaje estaba ya certificado por un enjambre de mecenas con cuyas aportaciones conseguimos superar el mínimo para realizar la grabación. Hemos tenido más de 30 días, pues, para consolidar el proyecto y poder apostar mejor: más días de estudio, una tirada más numerosa con una edición más cuidada, etc.

Ahoras, apenas concluida esta campaña de crowdfunding, albergamos una mezcla excitante de sentimientos que van desde la gratitud y ilusión a la responsabilidad. No dudamos, eso sí, de que el trabajo que estamos preparando os va a gustar y que, gracias a vosotros, Barrunto va a dar un salto cualitativo muy importante que nos va a permitir cimentar una trayectoria coherente con nuestra forma de entender la música -y la vida- y acorde a nuestro talento y trabajo.

Por fin podemos decir que vamos a grabar el disco que queríamos, el trabajo con el que soñábamos cuando decidimos dedicarnos a esto. Esa quimera ha bajado a la Dehesa por culpa de vuestro apoyo, así que sobran todas las palabras que no sean:

¡Gracias, gracias y gracias!
Y muchas gracias más.

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3/14/2012

¿Cómo os tituláis?

. 3/14/2012 .

El otro día, un pequeño mocoso de un colegio al que acudíamos para ofrecer un concierto didáctico, nos espetó:

¿Cómo os tituláis?

Palidecimos al instante, incapaces de averiguar cómo la criatura había podido desenmascarar el origen de nuestros complejos, la génesis de nuestros sudores más fríos, la quintaesencia de los conflictos barrunteros, la madre de todas nuestras nightmares. La bomba atómica, el meteorito que mató a los dinosaurios, el apocalipsis, el fin de las pensiones, un domingo sin fútbol. Aún nos estremecemos al recordar el momento.

Y es que, hemos de reconocerlo, el chaval dio con el martillo más grande en el clavo más incómodo. Auguramos que el 90% de los quebraderos de cabeza de aquí a que salga el disco van a ser debidos a... tachán: los títulos de las canciones. Sí, gente, sí, los puñeteros títulos de las canciones.

Deberíamos armarnos de valor y romper con esa tradición pop de ponerle nombrecitos a las partituras, y rescatar, de paso, aquellos entrañables títulos como Sonata nº 1 en Sol menor, Preludio y fuga nº 12 en Fa sostenido Mayor, Nocturno póstumo en Mi bemol mayor o Variaciones sobre un tema de Pericles. ¡Viva la síntesis, leñe! En lugar de ello, los cánones actuales dictan que las canciones, conducidas a la debacle segura tras ser epigrafiadas, se llamen María, no te vayas, El campanario de mi pueblo, Inspiración de marzo o Uno más uno son siete.

Como reconocemos que ambos métodos pueden ser un tanto radicales, estamos a vueltas con un flamante sistema de titulación cancioneril, a medias entre las frías tonalidades beethovenianas y el indecoroso exhibicionismo sentimental moderno. Se trata, sobre un disco de 14 canciones, de:

1. Introducción.
2. Post-introducción.
3. Pre-interludio.
4. Casicasi-interludio.
5. Interludio.
6. Post-interludio.
7. Entre pinto y valdemoro.
8. Pre-final.
9. Final.
10.Post-final.
11. Pre-epílogo.
12. Epílogo.
13. Chin.
14. Pon.

Porque lo de poner sólo los números de las pistas es un poco chulería, y volvernos avantgardes y no hacer ni siquiera cortes entre canción y canción es como el urinario de Duchán, pero sin que nadie nos haga caso. También es verdad que siempre nos quedará la Pintura, y olvidarnos del problema a base de Paisaje veraniego, Vías de tren, Pájaros verdes, Amor berenjena o Maja desnuda. Jamás pasan de las 3 palabras, una de ellas prepreposición, que no cuenta como palabra de verdad. Ni nos plantaemos, en cambio, tirar por la artificiosidad de la Moda o la Cocina y sus Chaqueté de moruage azul con volante y marchas de pespunte o Crema de meniadeau con plumé de glisash y fresas de fontanebleau. Demasiada cosa francesa.

Total, que al niño le dirigimos unas miradas asesinas y el profesor, que debió de ver a la cabra de siete cabezas anunciando el fin de los tiempos, se apresuró a decir:

Son los Barrunto, Paquito, los Barrunto de toda la vida.

Y seguimos vivos.

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