Autovía del Suroeste

Hemos quemado la A5 durantes los últimos dos meses. Lo de tener desplazadas varias unidades barruntistas entre Extremadura y Madrid da para conocerse todas las áreas de servicio del trayecto, aprenderse de memoria los mapas del Google Atascos 2.0, mirar todos los días el índice bursátil de Repsol y desear, con todas las fuerzas del bolsillo, que España encuentre yacimientos petrolíferos en Villajoder del Gasoil por las Nubes. ¿De verdad creéis que los Beatles habrían sobrevivido a giras de llenar el depósito a 80€? Ni de broma.

En estos 8 fines de semana hemos cerrado todos los temas y detalles sobre la grabación susceptibles de ser cerrados por nosotros, que son muchos pero nunca suficientes, porque (lo reconocemos) frecuentamos sibilinamente la sensación temeraria (¡y excitante!) de llegar al estudio con flequillos musicales por concretar. Sí, dejémoslo en flequillos.

Además de los ensayos, que cada vez son más fructíferos, nos hemos dedicado a grabar las referencias, esas canciones tocadas por encima que usamos para que los primeros en meterse a grabar puedan hacerlo sobre una base musical, en lugar de imaginarse como sonarían el resto de compañeros. También hemos planificado las jornadas de grabación y segregado cada canción en sus correspondientes pistas, de forma que cada uno sepamos exactamente qué y cuánto vamos a tocar, en qué orden y en qué situción. Esta amplia fase de pre-producción, que no se aprende en el conservatorio ni escuchando discos, es fundamental para refrendar o refutar ideas, realizar los experimentos más díscolos y, lo que es más importante, aprovechar al máximo las horas de estudio, haciendo yermas las dudas. Es el trabajo sucio que, ahora creemos saberlo, hace bueno o malo un disco. Es el acicalarse, el flirteo, el escrutinio sobre las posibilidades de éxito y fracaso, el soltar la copa y la vergüenza en la barra y el ¿are you single or married?

Mientras tanto, por si aún quedan ganas de pensar en otra cosa que no sea El Disco, hay que sacar tiempo para decidir título del trabajo, de las canciones, ponerse a desbarrar sobre el diseño, discurrir sobre plazos y fechas (lanzamiento, promoción, presentación -de normal, hay que alquilar las salas con varios meses de antelación-), y decidir sobre temas legales (ya sabéis, propiedad intelectual, registro de sgaobras, registro del sgadisco... y un amplio desierto sahariano de sgahistorias sgararas de las que un compositor del siglo equis uve palito no tenía que preocuparse).

Concluimos con el cartel del festival:

Grabación: 20 - 30 de abril.
Post-producción: mayo.
Disco hecho y envío a fábrica: junio.
Lanzamiento: Julio.

Antes, que larga es la espera, iremos desgranando anticipos, descartes, ocurrencias y documentos gráficos.

Tenemos muchas ganas de sacar estas canciones. El resultado no es sólo una inversión de futuro y una ocupación de presente, sino el testimonio vital de las tribulaciones de los últimos dos años. Queremos deleitarles, claro que sí, pero también quedarnos a gusto: tener la certeza, saber, que la orografía personal indica una fuerte pendiente ascendente, justificar una forma de entender el desenvolverse en esto de la música (y de la vida) y cimentar la base de otro asalto a otro puerto.

¡Un fuerte abrazo!

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