En el horno.

Sí, ya le queda poco al disco, se está gratinando. Después de tres duros días de grabación, compromisos laborales de por medio, una gran parte del trabajo ha quedado finiquitada, la que nos incumbe directamente a nosotros: los sones del violín y del acordeón.

De momento, las sensaciones son muy positivas. Y lo son gracias al trabajo de nuestro mil veces tarareado Yuri, que manejó los micros y los cacharros de nombre confuso a las mil maravillas. No menos importante ha sido la colaboracion de nuestro manager que, con una costilla menos, nos dejó su casa y nos hizo dos kilos de espaguetis, además de otros manjares de suculento recuerdo.

Ahora sólo queda grabar las colaboraciones y darle una mano de chapa y pintura a todo para que parezca que somos medio músicos, y así queda la familia contenta.

Gracias a todos los que habéis estado atentos a la aventura, que habéis sido unos cuantos. Para antes de navidades esperamos ofreceros lo que nos ha salido de los dedos.

En nuestro myspace hemos colgado un adelanto del disco: una canción bonita, Ederlezi, que suena a recuerdos y a descanso. Hace un par de años, un buen amigo escaló el MontBlanc con ropa de andar por casa, echándole narices y una buena dosis de incosnciencia. En la subida, mp3 en el bolsill0, sólo escuchaba esta obrita balcánica. Cuando llégo a la cima, la volvió a escuchar. Así es como nos sentimos nosotros ahora mismo.

Abrazos